En la eternidad sobra el tiempo y las oportunidades para
surgir, hundirse y resurgir nuevamente; y es que es un ciclo constante en la
vida, cada adversidad es una suerte de prueba a la que el destino nos somete para
calibrar nuestro temple, y ahí se está demostrando una y otra vez de lo que
estamos hechos.
Resurgir es llenarse de valor después del colapso, es asumir
el duelo, vivirlo profundamente, y regresar a la superficie con el alma vacía pero
con muchas ganas de volverla a llenar de esperanza y entusiasmo. Con la aceptación
en la frente y la mirada fija en el nuevo propósito con el que nos hemos
comprometido, nos volvemos a levantar, sin peso sobre los hombros pero con una
experiencia que nos ha curtido la piel, y cuyas lecciones nos acompañarán por
siempre.
El mito del ave Fénix nos recuerda la posibilidad de resurgir
desde las cenizas, y nada podría ejemplificar mejor el concepto de resiliencia,
una cualidad presente en todo ser humano que puede desarrollarse y entrenarse
para contar con herramientas para afrontar con más aplomo los contratiempos de
la vida.
Según el Psiquiatra español Luis Rojas Marcos, hay pilares que
sostienen la resiliencia, y entre ellos las conexiones afectivas son las de mayor
impacto, así que cuide sus relaciones interpersonales con familiares y amigos, nutra
su autovaloración, cultive su vida con significado, alimente su positividad, y
por favor levántese cada mañana con un motivo para continuar viviendo.
Cada día que nos regalan es una oportunidad para escribir un
nuevo capítulo en nuestra vida, para enmendar los errores, para inspirarnos y
mostrar nuestra mejor versión, y en definitiva, para resurgir con una sonrisa
en los labios.
¡Feliz Vida!
Lic. Katerina Rojas
Facilitadora y Coach de Bienestar
@InspiraPositiva